
Guía de viaje de Kerlingarfjöll: el tesoro escondido de las Tierras Altas de Islandia
En pleno centro de las Tierras Altas islandesas, entre columnas de vapor que brotan del suelo y montañas cubiertas de nieve hasta donde alcanza la vista, se encuentra Kerlingarfjöll. Es uno de esos lugares que concentra todo lo que enamora de Islandia, pero sin las aglomeraciones típicas de sitios como la Laguna Azul. Aquí los paisajes son enormes, las aguas termales parecen intactas y el ambiente transmite una calma salvaje difícil de explicar… hasta que la vives en persona.
La cordillera se extiende entre dos grandes glaciares, y eso es precisamente lo que hace que el paisaje parezca sacado de otro planeta. Según cómo incida la luz, las montañas pasan del rojo al amarillo, mientras las zonas geotérmicas no paran de burbujear y resoplar. El nombre de Kerlingarfjöll viene de una antigua leyenda sobre una mujer trol que se convirtió en piedra, y su silueta rocosa aún puede verse en el valle.
Pero si hay algo que de verdad hace especial a Kerlingarfjöll es la sensación de llegar hasta allí tras horas de pistas de grava. Cuando por fin llegas, sabes que estás en un lugar que muy pocos viajeros llegan a conocer. Y aunque es la tercera zona geotérmica más grande de Islandia, no es raro recorrerla completamente en silencio.
¿Qué es Kerlingarfjöll?
Kerlingarfjöll es una cordillera volcánica cuyo punto más alto alcanza los 1.477 metros. Se formó hace entre 68.000 y 350.000 años y se asienta justo sobre la dorsal mesoatlántica, donde dos placas tectónicas se separan lentamente. Ese movimiento constante es el responsable de todas las fumarolas, manantiales y respiraderos de vapor que hay en la zona.
Las montañas se extienden a lo largo de unos 20 a 30 kilómetros e incluyen dos calderas, es decir, antiguos cráteres volcánicos colapsados. La riolita es la roca predominante y la culpable de esos colores tan llamativos. Los minerales, cocidos por el calor geotérmico, tiñen las laderas de tonos rojos, amarillos, verdes y todo lo que hay entre medias. En las cumbres más altas aún se conservan pequeños glaciares, creando un contraste espectacular entre el suelo caliente y el hielo que lo corona.
En 2017, toda la zona fue declarada reserva natural protegida, con una superficie de 367 kilómetros cuadrados. El objetivo era preservar este entorno tan frágil sin impedir que los visitantes puedan explorarlo. Curiosamente, antes de eso Kerlingarfjöll llegó a tener una estación de esquí de verano, que funcionó entre 1961 y el año 2000, hasta que la reducción de la nieve hizo inviable seguir adelante.
El sistema geotérmico sigue muy activo. Algunas fuentes alcanzan temperaturas cercanas a los 140 °C. Aunque en su día se planteó aprovechar la zona para producir energía geotérmica, el proyecto nunca llegó a desarrollarse. Hveradalir, el valle principal, está repleto de fumarolas, pozas de barro hirviendo y piscinas de colores imposibles. A pesar de toda esta actividad, los estudios recientes no indican riesgo de erupciones ni de grandes terremotos, así que la visita es segura.

Dónde está Kerlingarfjöll
Kerlingarfjöll se encuentra justo en el corazón de Islandia, encajado entre los glaciares Hofsjökull y Langjökull. Está prácticamente a la misma distancia de Reikiavik y Akureyri, entre unos 200 y 245 kilómetros.
No hay pueblos cerca. Los lugares más próximos con servicios reales están a varias horas en coche, en localidades como Selfoss o Blönduós. Y precisamente ese aislamiento es parte de su encanto. Estar allí da la sensación de haber salido por completo del circuito turístico habitual.
La mayoría de los viajeros llegan por la carretera F35, también conocida como la ruta de Kjölur. Es una vía histórica que se ha usado durante siglos para cruzar Islandia, aunque hoy en día solo está abierta durante el verano.
Cómo llegar a Kerlingarfjöll
Llegar hasta Kerlingarfjöll requiere algo de planificación, pero el camino forma parte de la experiencia si vas bien preparado.
Necesitarás sí o sí un coche 4x4. El último tramo incluye carreteras F, que por ley solo pueden recorrerse con tracción a las cuatro ruedas. La F35 es una de las carreteras de las Tierras Altas más sencillas: tiene puentes sobre los ríos principales y es relativamente ancha, pero sigue siendo de grava, con baches y tramos lentos.
Desde Gullfoss hay unos 70 kilómetros hasta el desvío, lo que suele llevar entre una hora y media y dos horas. Desde Reikiavik, calcula entre tres y cuatro horas, dependiendo del estado de la carretera. Cuanto más al norte avanzas por la F35, más irregular se vuelve, así que no esperes ir rápido.
Antes de salir, revisa siempre el estado de las carreteras en road.is. El tiempo cambia con rapidez y los cierres son habituales. Llena el depósito antes de entrar en las Tierras Altas, porque no hay ninguna gasolinera en todo el recorrido.
Si no te apetece conducir por carreteras F, puedes optar por una excursión guiada. En verano, los autobuses de las Tierras Altas conectan a diario Reikiavik y Akureyri, con parada en Highland Base. Es una opción cómoda, aunque tendrás que adaptarte a los horarios.
Otra alternativa son los tours en súper jeep, especialmente populares para excursiones de un día desde Reikiavik. Los conductores conocen el terreno al dedillo y se mueven sin problema por zonas que la mayoría de la gente preferiría evitar.
Entre octubre y mayo, las carreteras de las Tierras Altas permanecen cerradas. En invierno, la única forma de llegar es con un tour guiado en superjeep. Las visitas en esta época suelen centrarse en motos de nieve, auroras boreales y la experiencia de ver las Tierras Altas completamente cubiertas de nieve.
Cuándo es mejor visitar Kerlingarfjöll
La experiencia cambia muchísimo según la época del año.
El verano (de junio a septiembre) es la temporada principal. Las carreteras suelen abrir a mediados o finales de junio y se mantienen accesibles hasta principios o mediados de septiembre. Julio y agosto son los meses con mayor probabilidad de buen tiempo y de carreteras en buen estado.
Aun así, incluso en verano hace fresco. En un día soleado puedes tener entre 10 y 15 °C, pero el viento suele bajar la sensación térmica. Por la noche no es raro que hiele. Puede nevar en cualquier momento, incluso en julio, así que la ropa de abrigo es imprescindible.
Uno de los grandes atractivos del verano es la luz. A finales de junio y principios de julio, el Sol de Medianoche regala horas y horas de luz suave y dorada, ideal para hacer fotos.
Finales de mayo, principios de junio y septiembre son meses imprevisibles. En mayo las carreteras pueden seguir cerradas y en septiembre la nieve suele volver. A cambio, hay menos visitantes y puedes ver el deshielo primaveral o los primeros colores del otoño.
El invierno (de octubre a mayo) transforma Kerlingarfjöll en un desierto blanco al que solo se puede acceder con guías. Es frío, remoto y exigente, pero la tranquilidad y las auroras boreales hacen que la experiencia sea completamente distinta.

Dónde alojarse en Kerlingarfjöll
La gran mayoría de los visitantes se alojan en Highland Base, situado en el valle de Ásgarður.
Highland Base reabrió en 2023 tras una renovación importante. El hotel ofrece habitaciones privadas con baño: desde habitaciones estándar hasta opciones deluxe con mejores vistas y suites. También hay habitaciones familiares para quienes viajan con niños.
Las habitaciones son sencillas pero cómodas. No hay televisores, ya que la idea es desconectar y disfrutar del entorno. A cambio, hay zonas comunes acogedoras y un buen desayuno incluido.
Para una experiencia más auténtica, Highland Base cuenta con las clásicas cabañas tipo A-frame y refugios que los senderistas llevan usando décadas. Han sido renovados y ahora ofrecen dormitorios compartidos y cabañas para cuatro personas.
Todas las cabañas tienen calefacción, baños compartidos y cocina comunitaria. Es una forma muy relajada de vivir las Tierras Altas: no es raro despertarse con ovejas cerca y vapor subiendo desde el valle.
También hay una zona de acampada junto a Highland Base, con baños, duchas calientes y zonas para cocinar. No hace falta reservar: llegas y buscas sitio.
Eso sí, acampar aquí es frío incluso en verano. Las temperaturas nocturnas pueden bajar de cero, así que necesitas una tienda resistente y un saco de dormir preparado para frío intenso. Algunas personas hablan de tardes a unos 5 °C y noches rondando los 0 °C incluso en pleno julio.
Si planeas ir en julio o agosto, conviene reservar con antelación, porque se llena rápido.

Qué hacer en Kerlingarfjöll
Aquí casi todo gira en torno a estar al aire libre: caminar entre paisajes geotérmicos, explorar montañas y darse algún que otro baño en aguas calientes naturales.
Rutas de senderismo
El senderismo es, sin duda, el gran reclamo de Kerlingarfjöll y hay opciones para todos los niveles.
La ruta más popular es la que se adentra en Hveradalir, el principal valle geotérmico. Son unos 11,5 kilómetros ida y vuelta, que suelen llevar entre 4 y 5 horas. Hay tramos con bastante pendiente, escaleras de madera y, según la época, algunos neveros. El esfuerzo merece la pena: el valle está lleno de vapor, pozas de barro hirviendo y manantiales de colores intensos.
Si buscas algo más exigente, la subida al Snækollur es una buena opción. Es un recorrido de unos 7 kilómetros en total, con un desnivel de 640 metros. Normalmente se tarda entre 5 y 6 horas y, si el día está despejado, las vistas de los dos glaciares son espectaculares. Eso sí, el terreno volcánico puede estar suelto y en las zonas altas suele quedar nieve durante bastante tiempo.
Para los más aventureros está la ruta circular, un recorrido de 47 kilómetros que se completa en 2 o 3 días. En el camino dormirás en refugios, cruzarás ríos y recorrerás zonas muy poco transitadas de la cordillera.
Si prefieres algo corto y sencillo, el Hveradalir Loop, de 3,2 kilómetros, es perfecto para disfrutar del paisaje sin demasiado esfuerzo.

Zonas geotérmicas y aguas termales
Hveradalir es la tercera zona geotérmica más grande de Islandia. El valle está lleno de fumarolas, pozas de barro y fuentes termales de colores increíbles. Hay pasarelas y senderos bien marcados para moverse con seguridad, algo muy importante en este tipo de terrenos.
También hay una piscina natural donde puedes bañarte. Se llega tras aproximadamente una hora de caminata y el agua se regula sola hasta una temperatura agradable. Es un lugar sencillo, tranquilo y con vistas a las montañas en todas direcciones.
Además, Highland Base cuenta con baños geotérmicos modernos, con piscinas calientes, una piscina fría, una sala de vapor y un pequeño bar dentro del agua. Los huéspedes del hotel entran gratis y el resto de visitantes puede pagar una entrada.

Cumbres y miradores
Si te gusta coronar picos, aquí tienes donde elegir. Además del Snækollur, hay rutas hacia Loðmundur, Fannborg y las cumbres de Austurfjöll. Son recorridos exigentes que requieren buena forma física y equipo adecuado, pero las vistas compensan el esfuerzo.
A principios de temporada puede ser necesario llevar microcrampones o crampones. Las condiciones cambian con rapidez, así que conviene informarse bien o contratar un guía si no lo tienes claro.
Fotografía y cascadas
Kerlingarfjöll es un auténtico paraíso para la fotografía. La combinación de colores, vapor, manchas de nieve y cielos abiertos ofrece infinitas posibilidades.
La mejor luz suele darse a primera hora de la mañana o al final del día, cuando el sol incide de lado y realza los colores de las montañas. Las pasarelas de madera de Hveradalir también ayudan a crear composiciones muy interesantes.
En los alrededores hay varias cascadas que merece la pena visitar. Gýgjarfoss está justo al lado de la carretera principal y suele estar completamente vacía. Kerlingarfoss requiere aproximadamente una hora de caminata y ofrece una caída alta y muy fotogénica.

Actividades de invierno
En invierno, las visitas se realizan siempre con guías y permiten descubrir las montañas completamente cubiertas de nieve.
Las motos de nieve son una forma rápida y divertida de recorrer la zona. Las raquetas de nieve y el esquí de travesía son opciones más tranquilas, ideales para disfrutar del paisaje con calma.
Uno de los grandes momentos del invierno es la aurora boreal. Al no haber contaminación lumínica, Kerlingarfjöll es uno de los mejores lugares para verla. Muchas personas disfrutan del espectáculo desde los baños termales, con el cielo iluminándose sobre sus cabezas.

Información práctica
Kerlingarfjöll es una zona remota y el tiempo puede cambiar en cuestión de minutos, así que ir bien preparado marca la diferencia.
Qué llevar
Hay que hacer la mochila pensando que puedes encontrarte todas las estaciones del año en un solo día.
Lo ideal es vestirse por capas: una capa base que evacúe el sudor, una capa intermedia de abrigo y una capa exterior impermeable. Puede que camines con algo ligero, pero en cuanto pares o se levante el viento, agradecerás una chaqueta caliente.
Las botas de senderismo impermeables son imprescindibles. El terreno puede estar embarrado y la roca volcánica es irregular. Las polainas ayudan mucho a evitar que la arena entre en las botas.
Lleva gorro y guantes, incluso en verano. Un buff viene genial contra el viento o el polvo. Las gafas de sol y la crema solar también son importantes, ya que la radiación UV es más fuerte a mayor altitud.
No olvides el bañador y una toalla de secado rápido si planeas bañarte en las aguas termales. Un calzado de agua facilita moverse alrededor de las pozas.
Seguridad
Avisa siempre a alguien de tus planes. La cobertura móvil puede ser muy limitada o inexistente.
Mantente en los senderos señalizados. El suelo cerca de las zonas geotérmicas puede ser fino y ocultar agua hirviendo justo debajo. Nunca pruebes la temperatura del agua con la mano.
El tiempo cambia rápido, así que lleva siempre ropa extra, impermeable y algunos elementos básicos de emergencia.
Preparativos
Antes de salir, mira road.is y la previsión meteorológica. Llena el depósito antes de entrar en las Tierras Altas, porque no hay gasolineras cerca de Kerlingarfjöll.
Descarga mapas offline y, si puedes, lleva también un mapa en papel y una brújula como respaldo.
Lleva comida y agua de más. Si el tiempo empeora o las carreteras se complican, agradecerás tener provisiones. Highland Base tiene un restaurante, pero es buena idea no depender solo de él.
Lugares cercanos que merece la pena visitar
Ya que estás en las Tierras Altas, intenta complementar el viaje con otros puntos interesantes.
Área geotérmica de Hveravellir
A unos 30 kilómetros al norte por la F35, Hveravellir cuenta con su propio campo geotérmico y una piscina natural perfecta para relajarse. Verás fumarolas, terrazas minerales y el conocido Öskurhóll. Antiguamente, los forajidos se escondían aquí, y aún se conservan restos de sus refugios.
Con 1 o 2 horas es suficiente para visitarlo con calma.

Gullfoss y Geysir
Si vienes desde el sur, estas dos paradas clásicas del Círculo Dorado te quedan de camino. Gullfoss se precipita en un profundo cañón y Strokkur, en Geysir, entra en erupción cada pocos minutos.
Suelen estar bastante concurridos, pero siguen mereciendo la visita si no has estado antes.

Landmannalaugar
Landmannalaugar ofrece montañas de colores y zonas geotérmicas similares, aunque suele recibir muchos más visitantes. Si te ha gustado Kerlingarfjöll, es un lugar perfecto para añadir a la lista para otro viaje.

Valle de Þórsmörk
Þórsmörk combina glaciares, cráteres volcánicos y rutas de senderismo espectaculares, incluida una parte del famoso sendero de Laugavegur. Es más accesible que Kerlingarfjöll, pero sigue teniendo ese punto salvaje.

Consejos clave para visitar Kerlingarfjöll
- Empieza temprano. Aunque está mucho menos masificado que otros lugares de Islandia, los senderos principales pueden llenarse en pleno verano.
- Respeta los caminos señalizados y llévate toda tu basura. Este entorno se conserva gracias a visitantes responsables.
- Sé flexible con los planes. El tiempo y las carreteras cambian rápido en las Tierras Altas y los retrasos son habituales.
- Si planeas rutas largas o exigentes, plantéate contratar un guía. Conocen el terreno y pueden ayudarte a moverte con seguridad.
¿Por qué visitar Kerlingarfjöll?
Kerlingarfjöll es Islandia en estado puro. En un país donde muchos lugares están llenos de gente, aquí todavía se respira una sensación de espacio y naturaleza intacta. Puedes estar en un valle lleno de vapor, con glaciares al fondo, y sentir que has descubierto algo realmente especial.
Es un recordatorio constante de lo viva y cambiante que es la naturaleza islandesa. Si te gusta el senderismo, la fotografía o los paisajes salvajes de verdad, es difícil encontrar algo mejor.
Llegar hasta aquí requiere esfuerzo, pero precisamente eso es lo que hace que la experiencia sea tan gratificante.
Conclusión
Kerlingarfjöll reúne todo lo que muchos buscan cuando piensan en Islandia: paisajes volcánicos, aguas termales naturales, rutas de senderismo espectaculares y la sensación de estar muy lejos de la vida cotidiana. Y, además, sigue siendo un lugar tranquilo.
Sí, llegar hasta aquí exige un coche 4x4, ropa de abrigo y cierta flexibilidad ante el clima. Pero justo por eso conserva su magia. Es un destino pensado para viajeros que buscan algo auténtico y sin filtros.

